En principio nuestra idea es subir a Les Agudes, pero cuando hemos llegado a la base de Santa Fé, el tiempo nos ha acobardado. Una espesa niebla cubría la montaña por todas partes; así que decidimos cambiar el rumbo y subir al Turó de L'home que es el punto más alto del macizo, pero también el más sencillo porque el vehículo te puede subir mucho más alto.
Emprendemos la subida con el coche clavando los ojos en la carretera, pues tan sólo unos metros nos permitía ver la niebla hasta que topamos de golpe con un rebaño de ovejas, que sin prisas, relentizan todavía más nuestra llegada al parking donde ya la carretera se corta.
Allí con algunas dudas no conseguimos encontrar el sendero de subida y sabiendo que la pista llega hasta casi arriba, decidimos que el día no permite otra cosa más que seguir la pista para no perdernos.
Llegamos a la cumbre y como es natural la visión es nula así que después de darle una vuelta a la caseta meteorológica, que está instalada allí arriba desde hace sobre 100 años, iniciamos el descenso
prácticamente a ciegas, igual que subimos.
La bajada por la carretera la hacemos con pausas y paradas en zonas de bosque que nos permiten realizar bonitas fotografías de estos bosques que en otoño y con esta niebla parecen fantasmales.
Llegamos de nuevo a Santa Fé y en información nos aconsejan que demos la vuelta al embalse qe dura aproximadamente una hora y así lo hacemos.
En esta pequeña vuelta hemos disfrutado del pleno otoño, del silencio del bosque y la niebla apropiándose de todo del embalse de las hallas y de los senderos. Ha habido algún momento que no sabíamos si estábamos perdidos o seguíamos por el camino correcto; menos mal que han aparecido un grupo de estudiosos (supongo que estudiantes de universidad) y nos han indicado que íbamos bien por el camino de regreso. Y eso ha sido todo en este reencuentro con nuestro estimado Montseny.
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