domingo, 16 de noviembre de 2014

2014-11-15 Ayna-Liétor
















































































































































    Tiene  la Mancha rncones que rompen con el concepto que de ella tenemos y para comprobarlo solo hay que asomarss a cualquier punto del recorrido de su río Mundo.
    Hoy hemos recorrido el tramo entre los vecinos pueblos de Ayna y Liétor, tan unidos por el generoso río Mundo como por el ocasional rodaje de la película "Amanecer que no es poco" de la cual comprobamos que ambos vecinos se sienten orgullosos.
    Se nos presenta Ayna desde el "mirador del diablo" haciendo honor al dicho de que es "la pequeña Suiza" y si a nuestro descenso en autobús por estas dificultosas curvas le añadimos la pericia de nuestro conductor Juanito y todo esto lo aderezamos con un grupo de cabra montés que se nos va cruzando y el maravilloso paisaje que se nos muestra, pues verdaderamente estamos entrando en "el paraiso" manchego.
    Después de dar cuenta de las tortas de bizcocho que Miguel se encarga de que no nos falten en todos los viajes y rociarlas con la dulce mistela, iniciamos el recorrido.
    Cruzamos todo el pueblo que es largo por lo menos en su principal calle y dejando al fondo del valle el cauce del Mundo, seguimos durante una hora por pista a media altura hasta llegar al caserío y fuente de la Alcadimia de la cual brota un generoso chorro de buenísima agua.
    A partir de aquí el camino se convierte en una bonita senda surcada de baladres y granados que nos van protejiendo del frío viento que a esta tan temprana hora de la mañana nos martirizaba.
    Poco a poco vamos descendiendo al fondo del río pudiéndolo disfrutar por primera vez de cerca.
Llegamos a la central eléctrica de Hijar y a la aldea del mismo nombre, la cual cruzamos pasando a continuar nuestro recorrido por el margen derecho del río,  distanciadonos algo de su cauce, cuyos márgenes están cercados por algunas fincas ganaderas y agrícolas. Aprovechamos un amplio espacio a la solana para reponer fuerzas y alijerar el peso de nuestras mochilas y una vez liquidado el herbero, tan reconfortante en estas mañanitas frías reanudamos la marcha ya en ascenso hasta llegar a un destacado collado desde el cual ya podemos observar en la lejanía el pueblo de Liétor. Más adelante y paralelos al río Mundo una bonita senda por en medio de un bosque de ribera sadlpicado del bonito amarillo de chopos y acacias, hacen la delicia de los fotógrafos con su expectacular colorido otoñal.
    Llegamos a otra pista, más adelante carretera, que irremediablemente nos acerca a la población, pero al llegar al pié de ella, nuestro guía de hoy Filiberto, nos dirije por un precioso puente de maderaa a un emblemático rincón al cual no le falta ninguno de los componentes necesarios para que difrutemos como si estuviéramos en el mismisimo paraiso. Después de una ametralladora de fotos salimos por el margen izquierdo del río hasta el pequeño embalse regulador de las aguas del Mundo.
Alli podemos ver como los patos se encuentran en un entorno inmejorable.
     Por fin Filiberto da por terminada la "gozada" y nos encamina a la dura cuesta que nos permitirá acceder al precioso pueblo de Liétor; donde debido a nuestra llegada anticipada a la hora estipulada en el restaurante para comer, tenemos tiempo de hacer un extenso recorrido por sus calles más emblemáticas.
     De la comida, casi mejor ni hablo por que me perdí en el número de platos que nos sacaron y como dijo al regreso Miguel en el autocar, "Te damos gracias Señor por que no hemos reventado ninguno", pues este banquete fué en el restaurante El Pozo , y lo dejo aquí porque aún me da ansia.
     Por último el herbero de Juan Carlos, que celebró ser abuelo, regó fluidamente todas las mesas del gran grupo que acabó cantando pletórico.


1 comentario: