Un paseo por los alrededores del pueblo empapándonos de los colores de las flores y sobre todo del bosque de eucaliptos que nos protegen del fuerte sol hasta llegar al castillo.
Regresamos unos 50 metros y por el carril de cemento vamos descendiendo al lecho del río, sin prisas,
nos sorprendemos del matorral de alcaparras que sale a nuestro paso y lo comentamos con unos simpáticos ancianos de más de 80 años que subían por donde nosotros bajábamos.
Estuvimos conversando con ellos durante largo rato y fijaros si el mundo es pequeño que pronto se declararon tíos de una amiga de mi mujer del Facebook, les hice una foto y les prometí que se la mandaríamos a su sobrina.,
Seguimos hasta el puente que si cruzáramos subiríamos al Haza del Olivo y lo obviamos, mas adelante continuamos el paseo por sendero poco marcado y paralelo al río que unos diez minutos nos acerca a un
cortijo en ruinas desde donde el sendero se empina ya decididamente y pasando por la cueva "del Duende" hasta el pueblo.
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