Saliendo del depósito del Despeñador nos hemos dirigido a las Casas de Planises, pasadas las cuales hemos seguido por la pista a la derecha, la más alta y al no recordar exactamente el lugar donde comienza la senda de ascenso, unos 150 metros antes de llegar a ese punto hemos decidido subir campo a través entre pinos y maleza en busca de la pista alta que viene del depósito, y que pasa por debajo del nevero. Con un poco de dudas, hemos enlazado con la mencionada pista y ya por ella hemos alcanzado el punto donde la senda que debíamos haber cogido se une con esta pista. Desde aquí, ya por el clásico sendero que rodea el bancal alto (cercano a la senda de la cueva de Mosén Francés) hemos llegado a los altos collados, con magníficas vistas a ambas vertientes, donde el Maymó se nos ha mostrado majestuoso con una fumarada de nubes muy atractiva. A continuación, evitando la erosionada cuesta del Alt de Guisot por su izquierda nos aproximamos a la caseta de vigilancia de incendios donde aprovechando su protección nos hemos tomado un pequeño descanso para liquidar el exiguo piscolabis que llevamos y por supuesto el calentito café con que nos ha obsequiado Clemente. El descenso por el sendero más cercano a la erosionada cuesta, bastante vertical por cierto nos lleva de nuevo a los collados donde cambiamos el sentido de bajada en busca del cruce de la senda que no supimos coger de subida para asegurarnos al terminarla de su verdadero inicio. Cosa que hacemos, siendo conscientes de que fallamos en la subida por poco más o menos 150 metros de impaciencia. Sí que debo hacer constar que probablemente hubiéramos seguido esos 150 metros y al no estar marcada la senda (pues está cortada por un bancal labrado), no sé si habríamos acertado a cogerla correctamente. Ya en las casas de Planises hemos repetido el regreso por el mismo recorrido que de ida, resultando 3 horas y media el tiempo total que hemos invertido.
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