miércoles, 4 de mayo de 2016

2016-05-04 Sierra del Buey por el cable y el paso del lagarto y descenso por el paso de la zorra

    De la Sierra del Buey me faltaba por conocer el llamado paso de la zorra, delicado paso de encontrar y también de descender y hoy le ha llegado el turno.
    Espectacular sierra amurallada por enormes lajas que la defienden primorosamente. Dejando tan solo unos pocos pasos para acceder a su cumbre por la solana. Senda muy bien marcada y gracias a ella nos va permitiendo salvar por incomprensibles pasos esos grandes roquedos que como gigantes
guerreros nos ponen dificultades para ir ascendiendo.
    Tras unos pocos zig-zag superamos los primeros obstáculos. Pero pronto llegamos a la inclinada laja equipada con cable, que nos deja la puerta abierta para continuar ascendiendo ya por mejor senda aunque con esfuerzo hasta el paso del lagarto. Siendo este el último requisito para llegar a la cruz en unos pocos minutos más. Y a continuación a nuestro alcance la cumbre.
     Regresamos a la cruz para encarar la vertical cresta que debemos seguir en el descenso y a continuación una enorme pedrera de piedra suelta, que debido a la sequedad del terreno, debemos afinar los pasos para no ir al suelo.
      Terminado el pedregal nos internamos en el amplio barranco, en diagonal, para poder acceder al roquedo que esconde el paso de la zorra.
       El paso no tiene más dificultad que agacharse hasta casi arrastrarse para pasar por el pequeño agujero escuchando el crujido de nuestros huesos.
       Ahora tenemos ante nosotros una vertical canal encajada entre dos crestas-laja tipo pedregal, que nos llevará hasta la parte superior de un barranquito que enlaza ya con la senda que hemos utilizado esta mañana para la subida.
        Hemos disfrutado de esta sierra, conociéndola un poco más, y elevando su carisma hasta límites insospechables. Han sido 3 horas y veinte minutos de continuo esfuerzo, aunque de escaso kilometraje.





















































































llegado el turno.
    Espectacular sierra amurallada por enormes lajas que la defienden primorosamente. Dejando tan solo unos pocos pasos para acceder a su cumbre por la solana. Senda muy bien marcada y gracias a ella nos va permitiendo salvar por incomprensibles pasos esos grandes roquedos que como gigantes
guerreros nos ponen dificultades para ir ascendiendo.
    Tras unos pocos zig-zag superamos los primeros obstáculos. Pero pronto llegamos a la inclinada laja equipada con cable, que nos deja la puerta abierta para continuar ascendiendo ya por mejor senda aunque con esfuerzo hasta el paso del lagarto. Siendo este el último requisito para llegar a la cruz en unos pocos minutos más. Y a continuación a nuestro alcance la cumbre.
     Regresamos a la cruz para encarar la vertical cresta que debemos seguir en el descenso y a continuación una enorme pedrera de piedra suelta, que debido a la sequedad del terreno, debemos afinar los pasos para no ir al suelo.
      Terminado el pedregal nos internamos en el amplio barranco, en diagonal, para poder acceder al roquedo que esconde el paso de la zorra.
       El paso no tiene más dificultad que agacharse hasta casi arrastrarse para pasar por el pequeño agujero escuchando el crujido de nuestros huesos.
       Ahora tenemos ante nosotros una vertical canal encajada entre dos crestas-laja tipo pedregal, que nos llevará hasta la parte superior de un barranquito que enlaza ya con la senda que hemos utilizado esta mañana para la subida.
        Hemos disfrutado de esta sierra, conociéndola un poco más, y elevando su carisma hasta límites insospechables. Han sido 3 horas y veinte minutos de continuo esfuerzo, aunque de escaso kilometraje.

   
     

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