Protegidos por la ruinosa pared que queda de la casa almorzamos, y como son tan sólo las 10 y media cuando terminamos, decidimos subir al alto del Chocolate. Sin visión ninguna y convencidos que siguiendo la pista llegaríamos al desvío para el Chocolate continuamos subiendo entre la niebla.
Llegamos a un punto donde empiezo a no reconocer el terreno y completamente desorientado. Pero he creído que si seguíamos en ascenso al llegar a la cumbre la reconoceríamos. Ya en la cumbre despiste total, ninguna referencia y la sensación de impotencia al no saber por qué vertiente habíamos subido.
Llega nuestro salvador, un joven de Castalla que nos aclara todas las dudas y nos recomienda que
el mejor sendero para regresar para Elda es volviendo a la Casa de las Hermosas. En ese momento y junto a la cumbre empiezo a reconocer el rincón entre las carrascas donde a veces hemos almorzado, así que seguimos, ya con seguridad, a pesar de que la niebla sigue igual de intensa, por ese sendero que nos lleva con exactitud al cruce de la pista de la casa de las Hermosas. Vuelven nuestros rostros
a lucir media sonrisa y por la costera blanca y casa del Indio regresamos a Caprala.
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