Empezó la mañana con una lluvia fina que retrasó nuestra salida. Pero al rato cesó la lluvia e iniciamos la subida a los Chaparrales desde las Salinetas disfrutando del mojado matorral y más arriba de la encantadora niebla que nos enseñaba el paisaje por tramos envolviéndonos otras veces y
obligándonos a centrarnos en la senda.
La vista desde los Chaparrales era como una exposición de cuadros a cual más hermoso y la hemos disfrutado como se merecía aspirando fuerte y recogiendo los aromas que las montañas nos regalaban y dando gracias por ser tan agraciados de seguir pisándolas.
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